jueves, 30 de mayo de 2013

La biblioteca

                       Las estadísticas de la Cámara Argentina del Libro indican que los niños que concurren a la escuela utilizan en promedio menos de medio libro por año.
 Hace una década, era el doble. Y en Brasil, un país con mayores desigualdades sociales, hoy el promedio es de 3,3.
                                                        Por Verónica Abdala

 Los chicos argentinos que concurren a la escuela leen, en promedio, menos de un libro de texto por año. Hace una década, la cifra oficial de lectura por alumno a nivel nacional (que se extrae de la división de la cifra total de producción registrada por las editoriales, por la cantidad total de alumnos matriculados en el país) era de un libro por año, y entonces el fenómeno ya preocupaba a padres docentes y autoridades educativas, que prometían tomar cartas en el asunto. No hicieron nada, o casi nada. Según datos recientes que la Cámara Argentina del Libro recabó a nivel nacional, a cada uno de ellos le corresponde la exacta medida de 0,47 libros leídos durante el año que pasó. Mientras que en Brasil, por ejemplo, el promedio de libros utilizados asciende a 3,3 por alumno por año, gracias a un plan que implementó el Gobierno y que provee gratuitamente tres libros a cada estudiante del sistema público.
En el 2000, las estadísticas ya anunciaban el agravamiento de la situación: la lectura promedio era de 0,93 libros por cada chico, y en el 2001 ese número había descendido a 0,88. Al año siguiente, esa medida se redujo casi a la mitad. Las causas, más o menos evidentes en un país que se desmorona, obedecen siempre a razones económicas: el dinero no alcanza. Página/12 accedió, a través de la CAL, a otro dato que da cuenta de una situación acuciante: seis de cada diez alumnos argentinos no pueden acceder los libros de texto que les piden en la escuela. A pesar de que se calcula que el precio de los libros escolares descendió entre un 15 por ciento y un 20 por ciento respecto del inicio del año 2002, la realidad es contundente. La mayoría de los alumnos no pueden comprarlos.
El hecho de que solamente el 40 por ciento de los alumnos en edad escolar compre libros, mientras que en otros países del continente se verifican cifras notablemente más altas (México 75 por ciento, Perú 75 por ciento, Chile 64 por ciento, Panamá 48 por ciento, Costa Rica 45 por ciento, Colombia 37 por ciento), sitúa la Argentina en uno de los últimos puestos no sólo si se lo compara con el resto de Latinoamérica, sino también a nivel mundial. Este triste promedio la equipara, en palabras de los propios responsables de la CAL, “con los niveles de lectura que se registran en los países pobres de Asia y África”.

 

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