Los remedios de la abuela existieron desde siempre, sentencia Valeria
Edelsztein en su libro titulado precisamente “Los remedios de la
abuela”, en el que devela los mitos y verdades de la medicina casera con
argumentos netamente científicos.También nos pasea por la farmacología
de todos los tiempos, desde la alquimia hasta la confección minuciosa de
las drogas actuales.
Los remedios de la abuela, pues “existieron
desde siempre, ya que la naturaleza fue la farmacia más cercana para
los pueblos en la Antigüedad (y todavía hoy lo sigue siendo en muchos
lugares). El espíritu de observación de personas como los médicos de
Egipto -y sin ir mas lejos, de las abuelas-, que se ha mantenido vivo
hasta la actualidad, permitió, y aún permite, conocer y explicar las
propiedades curativas de distintas sustancias. Todo ello gracias a una
condición que bien explicó el químico Louis Pasteur: ‘En los campos de
la observación, el azar favorece sólo a las mentes preparadas’”.
Nos
enteramos así que el remedio popular de calmar el dolor de las
picaduras de abejas poniendo sobre la zona afectada levadura en polvo
con un poco de agua es efectivo porque uno de los principales
componentes del veneno de las abejas y las hormigas es el ácido fórmico,
y la levadura neutraliza ese ácido disminuyendo su efecto. Y que
todavía hay otro mejor neutralizador, que es el bicarbonato de sodio.
Que
el bife colocado sobre un ojo en compota tiene la única ventaja de
seguramente es frío. Pero una solución más barata e higiénica sería
hielo machacado envuelto en una toalla, y a la carne, con el costo que
tiene hoy, mejor la dejamos para el puchero…
O que el consejo de
frotar un anillo de oro y colocarlo sobre un orzuelo, tiene su razón.
“Un orzuelo es la inflamación de alguna de las tres glándulas sebáceas
del párpado, ubicadas en la base de las pestañas. Y si consideramos que
tradicionalmente las sales de oro fueron usadas como antiinflamatorias,
es fácil entender el origen de esa creencia popular. Aunque el
tratamiento específico consiste en antibióticos para evitar infecciones,
el viejo remedio de la abuela también puede ayudarnos. Las alianzas son
útiles porque, como cualquier metal al ser frotado, se calientan y ese
calor ayuda a que el orzuelo madure y deje salir la grasa que contiene.
De todas maneras, los médicos recomiendan idealmente usar un hisopo o un
paño con agua caliente en la zona del párpado, varias veces por día,
porque es más higiénico que el anillo”.
O la aspirina común, que
aparte de analgésica, antifebril y antiinflamatoria, es útil como
antitrombótico y antirreumática. También hay estudios que indican que la
aspirina reduce el riesgo de cáncer de colon y recto, y podría prevenir
el cáncer de mama. También podría prevenir ciertos tipos de cataratas, y
sería beneficiosa para los cálculos biliares, el control de tumores
hepáticos, diabetes mellitus, y aplicándola sobre el lugar afectado, en
forma externa pues, útil para deshacerse del herpes zóster (la famosa
“culebrilla”), para el acné (cubriendo la zona con una pasta hecha con
una tableta y un poco de agua; ya que el ácido acetilsalicilico posee
efectos análogos al ácido salicilico que suele usarse para tal
afección), para prolongar la vida de las flores disolviendo una aspirina
en el agua del florero, para aliviar la picadura de mosquitos y abejas
(aunque se advierte que bajo ningún concepto las personas alérgicas
pueden utilizarla), y para sacar manchas de la ropa.
Nos explica
así que los pellizcos en la piel de la espalda en las zonas de la
columna vertebral estimulan el plexo celíaco, acelerando el movimiento
estomacal y expulsando secreciones “pegadas” al estómago. De ahí lo
efectivo que puede resultar “tirar el cuerito” para curar el “empacho”.
MITOS Y VERDADES: LOS REMEDIOS DE LA ABUELA
MITOS Y VERDADES