lunes, 27 de octubre de 2014

La planta de Tomás

Un día, Tomas sembró un hermoso cuaderno en una maceta. Lo regó, lo puso al sol, y cuando menos lo esperaba brotó una planta con hojas de todos colores. Pronto la planta comenzó a dar cuadernos en vez de flores.
Tomas salió a la calle gritando:
-¡Chicos!,¡tengo cuadernos, cuadernos lindos para todos! ¡El que quiera cuadernos nuevos venga a ver mi planta de cuadernos!
Todos los niños llegaron a la casa de Tomas y se llevaron un cuaderno nuevo.
Pero no todos eran felices en el pueblo. Don Pedro, el vendedor de cuadernos, al ver que nadie iba a su negocio a comprar, se enojó mucho con Tomas. Fue hasta su casa y dijo:
-Tomas, vengo a comprarte tu planta de hacer cuadernos. Te daré por ella un tren lleno de chocolates y un millón de pelotitas de colores.
-No - dijo Tomas.
-¿No? Te daré entonces una bicicleta de oro y doscientos arbolitos de navidad.
-No, porque los cuadernos no son para vender sino para que los chicos trabajen tranquilos.
-Pues entonces - rugió con su gran boca- ,¡te quitaré la planta de cuadernos!
Entonces llegaron todos los chicos silbando y gritando. Rodearon con grandes risas a Don Pedro, cantaron canciones y bailaron hasta que lo aturdieron.
Tanto y tanto se rieron los chicos al ver a Don Pedro aturdido y gritando como un loco, que tuvieron que sentarse a descansar rápidamente.
-¡Vaya a hacer negocios en otra parte! - gritó Tomas secándose los ojos de tanto reir, mientras el Vendedor de cuadernos, se fue corriendo a hacia un lugar solitario y tranquilo.
 

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